Queremos compartir este Testimonio sobre la Comunidad Terapéutica Riera Major y el Servicio de Atención Psicosocial (SAP) y queremos agradecer la confianza depositada en todo nuestro equipo de profesionales:
«Podría hacer mías las palabras de tod@s l@s adict@s que, como yo, han pasado por Riera Major y han dejado aquí su testimonio, porque también a mí, Riera Major, me ha cambiado la vida.
Pero yo quería hablaros del momento en que sales de esa burbuja. Cuando dejas atrás la que ha sido tu casa durante los últimos meses, un lugar dónde no sólo no había estímulos sino que la propia naturaleza ocupaba por ella misma parte del tiempo que l@s adict@s debemos ocuparnos de ocupar, porqué antes de tocar fondo y empezar esta lucha perpetua, lo empleábamos en consumir.
Regresas a la “realidad”, sabes que es la misma que dejaste atrás cuando decidiste ingresar, pero parece tan distinta que la observas con mil ojos para cercionarte de dónde estás. Has aprendido la importancia que tiene en ti el entorno en el que vives, y por eso debes mantener las renuncias que tú mism@, con la ayuda de l@s terapeutas, las dinámicas y el paso de los días en comunidad, has decidido instaurar. Tienes las herramientas para construir una vida en abstinencia, pero según te alejas de Riera, te empiezan a temblar las piernas y la inseguridad hace acto de aparición. Es abrumadora la velocidad con que se mueve todo, pero ya no comprendes ni bailas a su mismo son, ahora identificas en ella tu propia coraza, la que usabas frente a la fealdad y al dolor para no sentir el peso de los acontecimientos ni las consecuencias de tus elecciones.
La música de la adicción sigue sonando, pero ahora sabes que debes moverte al tempo de otro compás, seguir un ritmo que te permita ser consciente de ti y de las decisiones aparentemente irrelevantes. Conoces el valor de los detalles e intentas pasar el tiempo necesario con ellos, pero entonces descubres que existen infinidad de cosas sucediendo simultáneamente en ese pequeñísimo espacio. Y es con la terapia ambulatoria como vas pudiendo lidiar con cada una de ellas. Son sesiones indispensables para afianzar tus pasos, pues a veces la inercia de la adicción es tan sutil, que sin este espacio seguro y profesional, no verías los cuernos del diablo. Has aprendido a pedir ayuda y sabes que la herramienta más poderosa de la que dispones ahora es la palabra, que debes hablar de lo que sientes y piensas para que no se pudra en tu interior. El silencio era la propia adicción, con el que habías instaurado un espacio, un vacío inerte, entre tú y el mundo, que mediante la mentira y la manipulación lograbas que todo sucediera a una distancia prudencial de tu corazón. Y es en las sesiones dónde pones voz a lo que te va pasando día a día, dónde compartes tus dudas con l@s compañer@s, dónde se produce un intercambio de opiniones y sensaciones que enriquecen tu capacidad mental y te guían en la toma de decisiones. Estas sesiones te mantienen en tratamiento, te recuerdan que eres adict@ y que lo serás toda la vida, y sobretodo, te adhieren a la constancia cuando aparecen cortinas de humo. La terapia ambulatoria es parte de la energía que te ayuda en la perpetua subida de las escaleras mecánicas que bajan, por lo que si dejas de avanzar, te arrastrarán sin contemplaciones hacia la adicción.»
– Claudia –
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