El Servicio de Atención Psicosocial (SAP) de la Fundación Salud y Comunidad (FSC) en Barcelona, ofrece la orientación y herramientas necesarias para acompañar a las familias en la gestión de un uso adecuado de las tecnologías. Se trata de un espacio terapéutico para identificar señales de alarma, potenciar los factores de protección y ofrecer una atención individualizada a aquellas personas que detecten un uso inadecuado de las mismas, con la mirada puesta en que se sigan beneficiando de las muchas posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías.
Uno de los retos y aprendizajes que debemos asumir los equipos de profesionales de la salud en este período de confinamiento, es la práctica asistencial preventiva frente al posible mal uso o abuso de las tecnologías digitales.
El COVID-19 está impulsando al mundo a una nueva era de conectividad. Las pantallas nos están permitiendo miles de posibilidades: nos facilitan poder seguir con la realización de nuestro trabajo, transforman nuestras empresas y actividades, nos conectan con personas significativas y, a nuestros adolescentes y jóvenes, les sirven para mantener sus conversaciones hasta altas horas de la madrugada con sus iguales. Por otro lado, nos permiten el acceso a actividades de tiempo libre para llenar nuestras horas de conciertos, clases de yoga y sesiones de gimnasia, entre otras.
Otro aspecto de gran trascendencia es cómo las tecnologías están transformando nuestro sistema educativo. La actividad online de los/as escolares ha aumentado un 100% desde el decreto de cierre de las escuelas, permitiendo a los niños/as, adolescentes y jóvenes poder continuar con su formación.
Ahora bien, actualmente vivimos un momento de gran incertidumbre, sometido a profundos cambios en nuestra idiosincrasia que permanecerán durante tiempo indefinido con nosotros/as; un momento de modificaciones radicales en nuestras formas de proceder; de crisis, debacle económica y nuevas oportunidades e iniciativas adaptativas; una coyuntura que puede generar desánimo, que provoca que las personas presenten un aumento significativo de sus niveles de ansiedad y miedo ante lo indefinido, buscando alivio en antídotos que no siempre son inocuos, pudiendo utilizar las pantallas para evadirse de la realidad.
Además, dada la excepcionalidad y, en muchas ocasiones, la falta de recursos, hay una mayor permisividad en la cantidad de horas en las que nos permitimos estar conectados/as. Parte de esta mayor flexibilidad viene dada porque en diferentes y un gran número de responsabilidades, ya sean laborales o educativas, las pantallas se utilizan como herramienta.
En estas condiciones, es previsible un uso abusivo de las pantallas entre los colectivos especialmente vulnerables: la población adolescente, los jóvenes, personas con patologías mentales previas o personas adictas en recuperación, inmersas todas ellas en una situación de alto riesgo de aumento de la conducta adictiva.
Esta situación, en la que el uso abusivo se normaliza, también hace que el riesgo de iniciarse en juegos online relacionados con las apuestas sea aún mayor. Un uso excesivo de las pantallas no es necesariamente una adicción. La adicción radica en el riesgo de realizar una conducta de forma repetitiva y compulsiva, que consecuentemente provoca el abandono de otros intereses, genera cambios en el comportamiento y un malestar significativo, cuando no se puede realizar dicha conducta. El confinamiento, además, disminuye algunos factores de protección como podría ser la realización de otro tipo de actividades al aire libre, acudir a clase y relacionarnos con nuestros iguales. Y aumenta los factores de riesgo incrementando el número de horas y de tareas que se realizan a través de las pantallas.
Debido al auge de las apuestas online y de las consultas telemáticas por el aumento de estas conductas adictivas durante el confinamiento, en las tres primeras semanas de marzo, la actividad en el móvil ha aumentado un 16%, incremento que se eleva al 19% en la semana del 16 de marzo, de acuerdo con un informe elaborado por la agencia Ymedia.
Diferentes entidades han solicitado una mayor regulación. La adicción al casino, bingo y póquer online se ha multiplicado durante el estado de alarma. Con los locales presenciales de apuestas cerrados, los/as ludópatas están encontrando en el juego online la única forma de alimentar su adicción, mientras que las asociaciones de exjugadores alertan que las llamadas de auxilio a sus centros se han multiplicado desde que empezó el confinamiento.
La respuesta a esta demanda, por parte del Ministerio de Consumo, ha sido la prohibición de la publicidad del juego online a través de Internet durante el confinamiento, limitando la franja de anuncios publicitarios en las televisiones de una a cinco de la madrugada. Esta regulación era del todo necesaria pero no suficiente.
Desde la Fundación Salud y Comunidad, como profesionales con amplia experiencia en el ámbito de las adicciones, tenemos una responsabilidad importante en nuestro compromiso con la sociedad, especialmente con aquella población más vulnerable, tanto las personas que presentan una dependencia previa como con nuestros/as jóvenes, en relación al uso compulsivo de las tecnologías y el posible aumento de las adicciones comportamentales (compras, juegos online, pantallas …).
Debemos reflexionar a modo de prevención, acerca del impacto que recibirá nuestro estilo de vida, una vez finalice el confinamiento, como consecuencia de los cambios adaptativos que vienen paulatinamente instaurándose, y, además, urge contemplar las diferentes variables psicológicas como el miedo, la incertidumbre, el aislamiento o la soledad, que ha despertado el estado de alarma, en cuanto que son previsibles factores de riesgo.
Una encuesta realizada la pasada semana a un total de 50 personas que atendemos en el Servicio de Atención Psicosocial (SAP) de FSC en Barcelona, nos permite destacar algunos resultados: el 93% refiere estar dedicando más tiempo de lo habitual al uso de las tecnologías; el 65% considera que el confinamiento le está sirviendo de pretexto para una hiperconexión, y el 41% de los encuestados/as comenta haber intentado reducir, sin éxito, su uso. Además, el 30% afirma que recibe quejas de sus familiares por el exceso de pantalla, y un 35% reconoce evitar otras actividades en favor de la conexión.
Podemos concluir que, en efecto, se da un aumento significativo del uso de las tecnologías digitales, pero la percepción del riesgo se diluye en la excepcionalidad del momento, como así lo demuestra la mayor permisividad en su uso, y la diversidad de utilidades (laborales, educativas, lúdicas y relacionales).
Una vez se inicie el desconfinamiento, nuestros adolescentes y jóvenes mantendrán las clases a distancia, sin acudir a las escuelas, y después disfrutarán de sus vacaciones estivales hasta que el nuevo curso se inicie, muy probablemente, de forma semipresencial, tiempo suficiente como para que se adquieran hábitos poco saludables, en lo que al uso de las pantallas se refiere. La alta exposición y la baja percepción de riesgo son dos factores importantes para desarrollar una adicción.
Como señalábamos al inicio, el Servicio de Atención Psicosocial (SAP) de FSC, ofrece un servicio de orientación y las herramientas necesarias para acompañar a las familias en la gestión de un uso adecuado de las nuevas tecnologías, evitando que se pueda caer en una relación de dependencia.
Mayte Soler Alcaide
Psicóloga sanitaria. Terapeuta familiar
Especialista en Adicciones comportamentales en FSC
Información de contacto:
Puedes dirigirte al SAP a través del teléfono 93 424 04 00 y nuestro equipo de profesionales, se pondrán en contacto contigo en un plazo máximo de 24 horas.
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